Un río de sangre en una bandera
roja revolucionaria cacique,
que ya déspota se convirtió en bolchevique
para escupir ese río de sangre en calavera.
Hambruna, terrorismo, veneno,
lo que trajo el dios rojo todopoderoso;
en su locura en matar todo lo hermoso
(como la libertad) y nada bueno
diría yo, ni para el sencillo obrero.
No hay pan del día para el desgraciado
que creyó en la \"dictadura del proletariado\".
Dictadura, sí, pero de un loco embustero
sicario, que reinó de manera poco impoluta
y sí, con lágrimas y un beso de cicuta.
PD: En memoria de todas las víctimas del sistema asesino comunista.
NACHO REY