La guerra.
La paz.
Las matemáticas.
La astronomía.
La religión.
La química y los viajes.
La física y las exploraciones.
La vileza y la generosidad.
La filosofía y el comercio.
La industria y la poesía.
La frialdad y el misticismo.
Todas, absolutamente todas
las actividades humanas
están impregnadas por el amor.
El amor impregnado por la pasión.
La pasión por el erotismo.
El erotismo por la obscenidad.
La obscenidad por la pornografía.
La pornografía por la prostitución.
Y como una serpiente que se muerde su cola,
la prostitución está impregnada por el amor
como la ceniza está impregnada por el rescoldo
que le ofrece su calor agonizante.
Siempre ha sido así y esto no cambiará
mientras perdure la vida en esta tierra.
¡Bienvenidos entonces al mundo de la putería!