Si me vas a despedazar, que sea aplicadamente.
Pierdo los estribos derribando mis ilusiones, tercos aviones de papel.
Logro la desgana propia del borracho que sabe
“Lo mismo aquí que en cualquier parte”.
Y si no puedo dormir, quiero que seas
El culpable al cual señalar cuando bostece o balbucee,
Al cual manguearle un café para sobrevolar mis intemperies.
Pero –si te quedas- la par/ /tida se reúne.
No es como triunfar, es mejor que una victoria:
Un aterrizaje donde cesan
Todas las manifestaciones (mudas y desnudas)
De este dolor a cielo abierto encaramándose en mis días.
Un encuentro de un lado que jamás habíamos visto antes,
Aunque tenga olor a tu pueblo natal o los haces de luz que filtraba la cortina.
Una especie de momento fabricado en el éter del azar,
Sólo para ser cómplices en este mismo cansancio
Que nos vadea las miradas.
Y juro por los dioses (¡si es que existimos!)
Que me gustaría quedarme al borde de esos ojos
O en el centro de esa boca hecha de fogonazos.
Me gustaría permanecer en vos, como una copia
Infiel de lo que jamás he sido para nadie,
Por si a mitad de la noche
-Esta noche, otra noche…-
La lluvia que me parió me reclama
Y me deshace.