Tomás llega acompañado de una joven preciosa que se llama Luisa. Luisa es la chica divertida, alocada, alegre, de buen humor, incapaz de tener una relación seria, la cual es amiga de calle de Tomás. Tomás la presenta a todos y confraternizan. Luisa no es analfabeta como Tomás, pero no tiene el nivel de educación de Susana y casi siempre acompaña a Tomás al correo. Luisa desea tener una carrera en publicista comercial con una especialización en mercadotecnia, gusta de imaginar el crear anuncios públicos en donde el producto llegue a gusto y disfrute del consumidor. La muchacha gusta de correr por los montes en busca de cosechas de algunos árboles frutales y está enamorada en secreto de Tomás. Tomás continúa aprendiendo a escribir, mientras que Luisa lo observa tiernamente y lleva consigo algunas frutas que recogió mediante el camino hacia la hacienda y las comparte con Tomás y Susana.
Susana llega a la Casona y se encuentra a Susy y le dice que desea hablar con ella de algo muy importante. Las dos dialogan de lo que le ocurre a Susy en la habitación de Susana sobre lo que decide la familia de mudarse del pueblo. Ella dice que les iría mejor económicamente y que hay mayor oportunidad de crecimiento en cuestión a educación. Susy, no quiere irse del pueblo porque tiene su grupo de amistades, incluyendo a Susana y ha vivido toda su vida en ese lugar. Susy en su desesperación, pide de favor a Susana sí puede quedarse con ella en la Casona. Susana responde que esta bien. Susy es la nueva integrante de la familia en la Casona.
Susana y Susy como dos buenas hermanas comparten muchas cosas en común durante su estadía en la Casona. Llega el lunes, con un sol resplandeciente, y brilloso el cual solea a todos en una tarde en el mes de marzo. Susana y Susy deciden salir de la Casona, para ir a la heladería a tomar una batida. Las dos llegan a la heladería y observan que Andrés no está allí. Susana le pregunta a la dependiente por Andrés y le contesta que se fue del pueblo detrás de una muchacha. Susana queda espantada con la buena nueva y decide regresar a la Casona.
Andrés, el joven apuesto decidió irse del pueblo, tras de una muchacha que a él le interesa. El joven había ahorrado lo suficiente como para marcharse del pueblo, solo y sin compañía. La muchacha llamada Jazmín es decidida, compulsiva, arriesgada y exigente hasta con ella misma, va en busca de lo que quiere, que es libertad e independencia.
Susana comprende y entiende, porqué Andrés no la quería como mujer sino como una amiga más. Susana averigua más sobre el asunto de Andrés y visita a los padres en su hogar. Susana se entera de que la muchacha de la que Andrés está enamorado tiene una cualidad que ella no posee y es, por esta razón, que Andrés se interesa por ella y la sigue. Susana se deprime por ser tan tonta en creer que Andrés se fijaría en una muchacha campesina con ella. Susana llega a la Casona y se encuentra con Dorotea. Dorotea sabe que le ocurre algo a Susana por el brillo triste que ve en los ojos de la joven. ven. Dorotea como siempre, le lleva su vaso de leche a su dormitorio y dialogan, mientras que la muchacha escribe en su diario.
Eduardo habla con Doña Petra sobre su deseo de casarse con Sara. Eduardo le confiesa a su madre que Sara no quiere casarse con el, porque es muy pronto.
Eduardo insiste en que quiere casarse e insta a Doña Petra para que hable con Severiano para la entrega de la mano de la joven. Doña Petra decide visitar la finca de Severiano en busca de un sí por parte de la novia y llega a la hacienda donde las criadas de Severiano la atienden cordialmente. Ambos dialogan sobre la situación que atañe a la joven pareja y que Eduardo desea casarse lo más pronto posible. Severiano contesta que sí al otorgarle la mano de su hija al hijo de Doña Petra y esta se retira del lugar, contenta por haber logrado el deseo de Eduardo, casarse con Sara. Sara sabe de lo ocurrido y no tiene más que aceptar el enlace con Eduardo. La boda esta pautada para junio, mes destinado para la celebración de bodas.
Juan es un muchacho muy egoísta que no desea que se involucren en su vida privada y atraviesa por uno de los momentos más difíciles de su vida porque es expulsado del colegio por razones de conducta. Doña Petra decide llevarlo a un médico-especialista en conducta de niños jóvenes. Tomás a aprendido a escribir, sabe escribir su nombre, las letras del abecedario y pronto comenzará a leer. Sara tiene el temor y el presentimiento de que Tomás lea las cartas que son destinadas para ella y decide escribir a Gregorio una última carta. Sara le pide a Gregorio en su carta que no le envíe más cartas porque ella no responderá a las mismas. Susana en la hacienda de Severiano continúa enseñándole a su discípulo Tomás y éste en un momento de ocio, le cuenta a Susana que en los alrededores de la finca hay un río hermoso, el cual es muy visitado por todas las parejas del pueblo. Aunque Susana tiene 16 años viviendo en el pueblo, no conocía esa parte del lugar y decide acompañar a Tomás al río. Durante el camino,, en dirección al río, se encuentran con Luisa que también los acompaña. Cuando llegan al río, Susana se asombra de la emoción al ver tan bello, y hermoso lugar donde hay varias parejas conversando y besándose tiernamente. Luisa en ese mismo instante le desea confesar que está enamorada de Tomás, pero Susana interrumpe el diálogo de ambos, y desea irse del lugar, para no desunir a las parejas.
Es un día hermoso, un sábado a mitad del mes de mayo. Los preparativos de la boda están en todo su apogeo. Las flores en la iglesia, flores para el centro de las mesas, flores para el arco nupcial en donde los novios se tomarán las fotos más vistosas, y flores en todas partes. Mientras tanto, Eduardo y Sara son tan felices, ella con su ajuar y él con su esmoquin. Los dos ataviados por el corto tiempo que queda para sellar su unión de amor en matrimonio sagrado se infunden en un eterno abrazo y un beso. Doña Petra está con la costurera para ultimar los últimos detalles de su vestimenta formal como madre del novio. Dorotea esta a cargo del bufet, Susana de su traje que esta listo para la ceremonia nupcial y Juan con su traje que le falta por terminar unos detalles en las mangas y el ruedo.
Es principios de junio cuando la pareja decide unir en santo matrimonio sus vidas. Sara hace la entrada triunfal y perfecta, camina por la alfombra acompañada de su flamante padre y llega el novio. Severiano entrega a su hija para el enlace nupcial con Eduardo. La ceremonia se realiza y culmina con el tradicional beso al sellar la unión de esta pareja. Felices, los novios se dirigen hacia las afueras de la iglesia en donde los invitados los esperan para echarles el arroz, símbolo de prosperidad, unión y amor. La recepción es exactamente en la hacienda de Severiano. Allí, esperan a la feliz pareja y a sus invitados para celebrar la ocasión tan esperada por todos en el pueblo. La novia tira el ramo de flores en señal de que la que lo agarre será la próxima que se case, mientras que el novio hace lo propio con la liga de la novia. Así, concluye este enlace matrimonial de felicidad y amor entre Sara y Eduardo. Los novios se despiden de todos los presentes de la fiesta y se van a la “Luna de Miel”.
A finales del mes de junio, Susana decide visitar el río hermoso del cual quedó tan sorprendida. Ella, cabalga a caballo junto a Juan y deciden mojarse en el río. El agua está helada, pero aún así, deciden adentrarse a las aguas de este bello río. Los dos se divierten mucho, mientras que Susana piensa nuevamente en Andrés. A ella le hubiera gustado visitar ese río en compañía de Andrés, un amor que llegó a ser nada. Llega Tomás con Luisa al río y se llena todo el lugar de un color azul verdoso intenso, como si el destino y el río presagiaron un gran e inmenso amor. Todos se divierten en el río, mientras que Eduardo y Sara llegan a la Casona embargados por una eterna felicidad. A Doña Petra y a Dorotea le cuentan todos los pormenores de lo ocurrido en la Luna de Miel. Los muchachos llegan a la Casona, mojados con una sonrisa en sus labios y se encuentran con Eduardo y Sara.
Continuará……………………………………………………………………………