Enigma.

El ignorante y el sabio.

El ignorante ataca con la boca, 

el sabio se defiende con el silencio. 

Albert Einstein. 

 

De ahí que ante la estupidez humana de guerras, hambre, muerte a niños, amor por el dinero, odios, venganzas, abuso de autoridad, burlas de mal gusto por exceso de égos, el silencio es más eficiente, es directamente proporcional a la verborrea de los égos hinchados. 

Amar la elocuencia del silencio es un arte que no todos entienden, sólo con la madurez y una buena educación se consigue.