Una que a mi cuerpo le cantaba
canciones secretas, de su alma.
Todo me lo susurraba al oído
ese era su modo de amar, como \"amigos\".
Mientras los otros sean sordos a nuestro querer
todos los besos y deseos seguirán en pie.
Lo querías tanto como yo,
me lo gritabas en el silencio de tus pensamientos,
lo entendía en tus labios y en tus lentes sonrojados.
Nos semejamos a los murciélagos
que lo hacen todo de noche,
la mejor parte del día: cuando nadie nos descubre.
Nuestra sangre hierve en la oscuridad
de nuestros cuerpos desnudos.
Y al amanecer, la indiferencia y el relego
en el día es obra de ojos inmundos.
Tu y yo y ese sentimiento de soledad.
Tu y yo nos complementamos.
Tu y yo vivimos para hacerlo, no para amarnos.