Hijos y nietos,
blancura de amapolas en Abril.
¿Qué me habéis dado
que mi alma se aferra a este suelo,
y no quiere el adiós asumir?
Sois como brisas de algodón
en mis quietos días.
Suaves esencias
que envuelven mi existir.
Hijos y nietos,
sois mi alborada;
secreta melodía de violín.
Hilos azules con lazos de unión,
fuertes amarras
que a esta tierra me atan.
Sois como diamantes pulidos
que dan brillo a mi alma;
compañeros que alumbran
la senda solitaria.
Hijos y nietos,
sois vida para mi vida.
Escarcha sutil
esparcida en mi camino.
Suave aroma de flores de añil.
Ingrid Zetterberg
De mi poemario:
\"El azul de la vida\"
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