(I) INTRAMUROS...
El aire se vicia de limosna
y de ternura se endeudan los caudales
de alga la esencia milagrosa
licuada en el cuerpo sin aliento,
de lava se quema mi garganta...
herida entre crípticos lamentos,
impura de aguda celosía...
se anuda al alma de los muertos.
(II) EXTRAMUROS...
Mi alma se anuda
enamorada...
impura se encela
en su desdicha,
licuada se aturde
en su memoria...
herida por la rosa
sin espina,
no es el canto...
gastado de la alondra,
ni el éter...
desbocado de su rezo,
es el dardo...
certero y descuidado,
licuado en la ausencia
de su beso.
(III) GADES, LA HERIDA DE MI PATRIA...
Vino mi voz a perseguir el sueño de los justos,
Sobre el altar del trueno que aveza sus pudores
y el héroe callado, que avista la mañana...
se anuncia desgastado... entre pardos ruiseñores,
huye hijo mío...
de la podredumbre de los cetros,
de la virulenta espada...
desnuda en su garganta,
no hay primavera segura de silencio,
donde la etérea Gades...
revoque su mudanza.