Una quimera quizás, un sencillo afecto
Una ilusión muy lejos de tus ojos
Mientras se hacinan en el alma fantasmas que en su lujuria
buscan insensatos los mantos y las excusas
Para cubrir las culpas de sus flaquezas
Donde están los fluidos de tu pasión
Donde tu hechizo convirtió en laberinto mi camino
Donde desolado se ha perdido el peregrino
Ciego ante la senda que ascendía desde tu cintura
Donde mi mano trémula, insensata ante tu piel
Mudó la inocencia en malicia al acariciar tu espalda
Donde ha quedado el velo que desprendí de tu rostro
Para delinear el contorno de tus labios hasta bañarme en tu aliento
Quien me salvara ahora
Quien como lazarillo me llevara a tu matriz
Quien sin apuro apagara la luz para sentir tu figura
Como un ciego que transita tu senda en la profundidad oscura
Desolado en tu laberinto, me ha devorado la noche
Sin solemnidades, me he amamantado de tu sudor
He cubierto mi rostro con tu cabellera indomable
Ingresé a tu arca de aromas y sabores
Hasta dejar que tu sombra y mi sombra sigilosas fueran una
Barro soy ahora de apareos obligados
Barro ante el altar de tu figura
Barro de garganta seca y sobornos clandestinos
Barro cruel de amante castigado, olvidado de tu belleza
Barro seré mañana de existencia resignada
Que hare mañana cuando mi lengua muerta blasfeme tu memoria
Que hare mañana cuando oculto en tus enigmas olvide tus aromas
Que hare mañana cuando el ángulo de tus muslos delinee la crónica infeliz de tu recuerdo
Aquí estaré, entre la tierra y tu piel conmutando mi condena
Entre la noche y la calle pintando en claroscuro tu mirada
Entre la esquina y la tragedia escribiendo en tu vientre destronado
Y yo me mantendré mudo, inadvirtiendo tu partida
Quieto descubriré tu sombra furtiva
En el moho, en la hierba, en la noche,
en el cruel diluvio de mi sangre derramada