Una ciudad fantasma sin mensajero;
campos de barro lleno de piojos;
la Muerte que saluda a los Jemeres Rojos;
un capitalismo sin nombre ni dinero.
El asesinato del canto del fagot;
la destrucción del vuelo de la mariposa;
el declive del beso de la rosa;
libros rotos y ahogados por el boicot.
Dime autócrata: ¿escuchastes en el averno
esas almas inocentes que no cometieron delito?
El sol desapareció para dar paso al grito
déspota del ángel negro y su ropaje de invierno.
El reino sin sombrero, ni amor, ni moral:
¡¡por unos años, Camboya se quedó sin manantial!!.
PD: En memoria a las víctimas de los Jemeres Rojos