Y te deje marchar . . .
Pasaba el tiempo.
Sin querer pasar.
Rompimos los relojes.
Pero un día, estando juntos
La magia se perdió.
Tu giraste la mano, para mirar ese ladrón de vidas, que la adornaba.
En un giro de muñeca,
Desaparecieron sin pensar, dos vidas.
Nunca antes lo habías hecho.
Las miradas a la esfera iluminada, se fueron incrementando.
En cada una de ellas, matabas un trozo de nuestra historia.
Llegaron las escusas.
Mentiras adornadas.
El reloj y el calendario, se convirtieron en nuestros dueños.
Asesinos del amor.
Hoy pienso, que habría pasado.
Si ese reloj no hubiera aparecido nunca.