Wellington Rigortmortiz

* Cuatro Décadas

Cuatro décadas

gobernando

un triste reino,

mi trono vacío,

abandonado subsistía,

a su lado, otro

de igual belleza

aguardaba

en soledad acompañada,

irónicamente,

Rey sin Reina,

como montaña sin nieve;

cuatro décadas sintiendo

el sabor de tu ausencia,

paseando las noches

imaginándote solitaria.

 

Navegando por la soledad

en los instantes

que en las batallas

no estoy,

… ¿de qué ha servido

conquistar territorios,

derrocar reinos?,

una forma de vivir

acumulando emociones

y fortunas que son

nada más que desaciertos,

coronando mis sienes

en un reino sin súbditos

ni plebeyos,

con vestidos hermosos

tejidos con hilos de oro,

rindo tributo a la soledad,

imagino la bella sonrisa

de una ninfa, alguna vez

en una travesía,

su delicado perfume

llego hacia mis sentidos,

tan quebrados esos recuerdos

de un ayer ambiguo,

no sé cómo mas

puedo cumplir este castigo;

cuatro décadas

parece poco tiempo,

y ahora, al cumplir

el inicio de una nueva,

tu llegada a invadido

los territorios de mi alma,

tú, sin estrategia alguna,

de par en par haz abierto

las puertas de mis aposentos,

tan terrible como estocada

de espada, tu romántico amor,

en embrujo

podría quitarme la vida,

o perdonármela viviendo

a merced de tu dominio,

más, decidiste reinar conmigo,

dejar al olvido,

declaraciones de guerra,

conquistas sin sentido alguno,

de tu mano,

abandone mis posesiones,

mi castillo

jamás se vio tan pequeño,

solo los tronos

he podido llevarme conmigo

como única posesión,

en mi galeón, ocupados están,

la Reina y su Rey gobiernan

los territorios

de sus vidas unificados,

inmenso es el mar,

de su mano observo

amaneceres, atardeceres,

noches estrelladas,

el viaje largo, a algún destino

nos llevará;

su soledad y la mía,

en el silencio

flotan tras de mi barca

que se aleja del territorio

infértil que acumule,

… cuatro décadas

gobernando

un triste reino,

mi trono vacío,

abandonado subsistía,

a su lado, otro

de igual belleza

aguardaba,

cuatro décadas sintiendo

el sabor de tu ausencia,

paseando las noches

imaginándote solitaria,

cuatro décadas

parece poco tiempo,

y ahora, al cumplir

el inicio de una nueva,

tu llegada a invadido

los territorios de mi alma,

bendecido bajo el amor

de tu espada soy,

la mía blandida es

en estos vientos de paz,

… cuatro décadas,

y el inicio de una nueva.

 

Wellington