¡OH, NOCHE PRESUROSA!
Yo me hundí en los espasmos de una vida que otrora
fue mi vida o, tal vez otra vida. No lo se.
Si al mirarte, caminando a mi puerta
me pides por amor que te cobije
¡Oh, inocencia de mí, jamás borrada!
Pústulas tengo de tanto amar la luz
y las sombras que siempre reverdecen.
La tormenta se aviene como buen comerciante,
vendiendo desde el cielo, de la muerte, migajas
y, quizá he subido la cuesta de mis sueños
sin saber que no estaba, mi ser,
este yo magullado en mi destierro.
Tal vez sea yo un forastero de mí
y un extraño en la intimidad de vacíos
eternos en la silente bruma de las sombras.
Pienso, si acaso la órbita terrestre
de mis sueños me impide levitar.
Tengo la sensación de la nada
o ya no puedo sentir cuando se acerca
el silencio cargado de vacíos
¡Oh, noche presurosa!