Con unas palabras llegar a tirar todo por la ventana, acabar con el viaje por que uno de los motores se dañó.
Desde el último piso del edificio arrojar el orgullo, despojarme de las ganas y no por saber de usted,
arrojar a la calle las mentiras, los discos que tenía, la ropa, los amigos; botar la basura.
Ser expulsado del hogar por no cambiar.
Pero por fin, logré, sin avisarle a nadie,
irme a un lugar donde me permitieron ser una página en blanco.