Mi amor,
ya estamos viejos...
tu rostro ajado
por los años
me saluda tiernamente
una mañana.
Flores frescas
arrancadas a la tierra,
me ofrecen tus manos...
¿Qué será el día
en que tu figura
doliente y cansada
se pierda
entre las sombras
de la casa...
y mis ojos
ya no puedan
darle la bienvenida
a la ternura
de tus pétalos?
Son fucsias hoy
como la primavera
que se ausentó
de nuestras vidas.
¡Cómo te amo esposo mío!
Hoy esas flores
de tus manos llevan
toda la juventud herida...
todo lo que ya murió
entre nosotros,
lo que no puede renacer a la vida...
y la sonrisa de tus ojos
me dice, sin embargo
que entre tú y yo...
nunca habrá un adiós.
Ingrid Zetterberg
(Inspirado en la imagen)
De mi poemario:
\"Inspiraciones de mi nostalgia\"
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