Poema realizado con motivo del traslado de los restos
de los fundadores de Brinkmann a esta ciudad.
La tierra que eligieron en la vida
para hacer su sueño realidad
la misma que ha llorado en su partida
me ha hablado del ayer y su amistad.
Alegre sus palabras, de la herida
que le robo a su cielo claridad
aquella del adiós, de la partida
olvida en su inocencia y su ansiedad.
Me cuenta que ha esperado su regreso
como una madre espera por el beso
del hijo que se aleja del hogar.
Es su alma la que habita en esos restos
por eso es que son tantos mis aprestos
Nadie muere, si yace en su lugar.