¡Acá! gravita una mujer que te ama,
y una cama ciega que fiel te espera,
con descoloridas sábanas viejas,
y unas almohadas amarillentas,
que ya no escuchan lastimeras quejas.
Espera...
Ya no para el sexo, ni la pasión,
eso ya no inquieta mi corazón,
pues, rápida pasò la primavera,
y mis venas quedaron sin color,
por tanto sufrir estando a tu vera.
Sino para darnos mutuo calor,
en frialdad del crepúsculo otoñal,
Cuando el placer del vivir y el amar,
en tu cuerpo arrugado ya no sientas,
y aceptes el inevitable mal.
Cuando ya el pájaro infeliz no vuele,
hacia espejismos de azules rotos,
la rosa haya perdido su belleza,
y sólo guarde su fragancia seca,
pero aún conserve intacto sus votos.
Cuando morirse al fin, el ave pueda,
sin alas de viento, entre las estelas,
y la soledad del mustio rosal,
Esa, que ahora es una dulce abuela,
Volar querrá contigo a las estrellas.
Ahora esa mujer triste sin sueños,
pacientemente seguirá en espera,
por aquel que fuera el único dueño,
su gran amor de libre primavera,
y su amor sigue siendo en la quimera
Raquelinamor
Agosto 2, 2018