Saborío Parreaguirre, Marco Antonio

Corazón Errante

Intento meditar para no pensarte tanto.
Camino con la frente en alto y el corazón atado para no pensarte tanto.
Hablo con propiedad y aconsejo en desamor para no pensarte tanto.
Escucho músicas sombrías para que el sentimiento no me tome por sorpresa y no pensarte tanto.

Pero con solo aquella mirada tuya, aquella mirada de gusto, aquella mirada de \"me gustas\" todo intento se vuelve fallido y sonrío porque vuelvo a sentir pero lloro porque te extraño.

A pesar de que nada nos une, me siento magnetizado hacia vos y no porque te necesite para vivir sino porque el claro de tus ojos, la suavidad de tu cuello cuando lo beso me estremece, me hace erizar y me hace querer tenerte unos minutos más y parar el tiempo mientras te beso.

Tus labios... (Mmmm) ¡Cómo quisiera besarlos!
¡Cómo quisiera necesitarlos!

Respiraría a través de tu boca; no abriría mis ojos ni porque tormentas y truenos atentaran contra mi vida, si he de morir que sea besándote.

En cada estrella pondré mis versos y que cuando mires hacia el cielo, un poema se vuelva atavío en tu cielo y sonrías porque ahí tañé mis sentimientos por vos.

En cada ventisca soplaré mi aroma y que te refresque en una caliente tarde.

Y mis caricias las haré flotar en cada gota del río, que cuando mojes tu rostro sientas mis manos en vos.

Hoy recordé a Mario Benedetti cuando te vi, hago mías sus palabras y cito: \"tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada\", en medio de la tormenta laboral me diste tu mirada divina y yo volví a sonreír con esperanza mas lloré porque te sé lejos de esto que llevo en mi corazón que quema con un frío infernal.

Y es que me ilusionas tanto con tan solo una mirada que mis ojos lloran y siento frío en mi pecho porque sé que no estarás conmigo.