Sus pasos por la vida fue el simiente
de la que en el presente es la ciudad
que guarda en la conciencia de su gente
sus virtudes afán y voluntad.
De sus suertes, las tierras del naciente
donaron por verlo realidad
y al sueño que anhelaba ser afluente
permitieron crecer en libertad.
Anidó el junto al paso de los rieles
y aprendió de lo amargo y de las mieles
el valor del confiar en los demás.
Comprende el que hoy recorre, por sus calles
pues denota su gente, sin detalles
que ese sueño, fue un sueño y mucho más.