Te veo y siento cómo flameas con el viento ardiente, donde eres yacente y encendido cúmulo ensordecido, ajeno a los gritos del deseo, cuyos ecos se pierden en la cascada con la que se va al precipicio, la efímera vida…esos mensajes, que son míos y que llevan aves clandestinas que trinan por las noches, en tu oído, mientras acaricias la mano que te aprisiona, te detiene como inocente mariposa, sorprendida por la transparente red de las insólitas trampas del destino… ¡Ah! claudicaste solitaria en tu impotencia, borrando la ruta de tu vuelo, ¡qué lejana te veo! qué inalcanzable desde el lecho oscuro que me ofreció la oscuridad de tu olvido…
Recuerdos del lejano pasado
gotas de rocío calcinado
en los techos pintados del insomnio
flujos de éter fantasmal
residuo de ascuas que queman
las llagas acunadas en el alma
que se suicida ajustando el dogal
urdido con desilusiones
arracadas del árbol de los imposibles…
es que de a pocos, muero en vida
mientras vivo la lentitud de mi agonía…
Copyright © Rodolfo Dondero Rodo
02.08.16