El exuberante trópico,
un suntuoso paraíso,
de verdes y densas selvas,
que lleva el calor prendido,
y las lluvias cotidianas,
inundan sendas y trillos,
creando frondosos árboles,
para animales su abrigo.
Son impresionantes aves,
las que, con cálido trino,
dan alegría a los bosques,
llenándolos con su ritmo.
Coloridas guacamayas,
con su plumaje rojizo,
son esplendor a los ojos,
¡Un espectáculo idílico!
Cuando aparece la luna,
el ambiente es llamativo,
son animales nocturnos,
los que llegan al convivio,
siendo especies diferentes
de la diversidad símbolos.
Se deben tener presentes,
los animales omnívoros,
por sus hábitos seguros,
mientras la boa constríctor,
por su fuerza es de cuidado.
Los sigilosos felinos,
cazadores inclementes,
y en los caudalosos ríos,
aparecen unos viejos
reptiles… los cocodrilos;
alegres entre las ramas,
aparecen los monitos.
¡Son los bosques tropicales,
en animales prolijos!
En las agrestes montañas,
muchos árboles bellísimos,
de caucho y caoba imponen,
sus majestuosos estilos,
¡Ah! Y las esbeltas palmeras,
tienen un porte bonito,
embelesan con razón,
a los expertos científicos,
los que en la naturaleza,
buscan el edén perdido.
Las epifitas tranquilas,
pasan en ambiente umbrío,
siendo la silvestre orquídea,
la que acapara el prestigio.
Otras plantas arbustivas,
muestran curiosos pistilos,
de varias tonalidades,
formando densos ramitos,
que engalanan el entorno,
sobresale el amarillo.
Sobre el lejano horizonte,
en ambiente vespertino,
el dorado viste al verde,
y el búho es el fiel testigo,
de lo ocurre en el momento,
¡Un acontecer artístico!
se repite eternamente,
a través de arcanos siglos.
La Amazonía sin duda,
es para el humano, rico
patrimonio natural,
un ambiente seductivo,
seriamente amenazado,
por el hombre y su egoísmo.