Luis Mariano Cortés Vega

No puede decirse adios

No puede decirse adiós

a aquello que conduce a tocar

las nubes con tus propias manos,

a aquello que te conduce a la gloria

que despiertan los sentidos

para hacernos cómplices

de nuestros propios sueños.

 

No puede decirse adiós

a aquello que resucita la vida,

a aquello que produce rosas

en los desiertos quemados

por falta de esperanza a lo vivido.

 

No puede decirse adiós

a los silencios olvidados

de dos almas que nunca se encontraron

por caminar en sendas desconocidas,

sendas con huellas de un amor eterno.

 

No puede decirse adiós

a las palabras que nunca se dijeron,

palabras que se escondieron en el miedo,

porque faltó tiempo para sacarlas del fondo

de un corazón embriagado de llanto.

 

No puede decirse adiós a la luz,

para caminar nuevamente a oscuras

por miedo a la locura de lo desconocido.

 

No puede decirse adiós

a la esperanza del sendero

que conduce a la duda del ocaso.

No, no puede decirse adiós a la luz, al amor.