El enamoramiento ignora
y a su paso improvisa.
El júbilo impera
y deja la puerta abierta.
Pero a decir verdad,
bondad y sutileza;
inteligencia y belleza;
ira o paciencia;
deben ser bien acechadas.
Las fantasías sólo ciegan
lo que las manías gestan
y cuando llegan al altar
en menos de cinco minutos
quieren tregua.