La pena que silba el toquido y la agitación que relampaguea la sábana cuando el vaso se bebe, al despertar la cama se estremece en lamentos desde las profundas inglés, las piernas son el pandero para simbolizar la cacería que en los árboles doman, el cuervo se viste de sangre y peligra el difunto, la tierra cae en los anteojos para atornillar la caja y velar el cráneo que una vez se usó, las costillas atrapan los gusanos excitados por la semilla de la flor, las raíces tejen un sepulcro hirviendo en alebrijes y demonios con cara de ángeles, en las iglesias las vírgenes se ríen de Dios por atestiguar una muerta escandalosa, la misa pone color a los labios del corazón en espera de nombrar a la espina dorsal que cucharea la ola de lenguas que preguntan. ¿Cuándo he de morir? Pasa el turno y deja morir.