DELIRIO.
Del prado florido,
ausentaron mariposas,
y lloró ausencias,
el mar entristecido.
También del corazón,
se ausentó el suspiro
y quedaron en olvido,
cosas maravillosas.
La razón perdió el sentido,
el recuerdo, el pensamiento
y cual hoja que lleva el viento,
el tiempo también fraguó olvido.
La ilusión quedó sin motivo
y sin anhelo la esperanza,
el amor se marchó furtivo
y con él toda remembranza.
Y el sentimiento fue ausente,
como toda lágrima ausentó
e hizo al corazón indolente
que no precisa si un día amó.
Aquel prado florido,
hoy árido, seco, raso,
no hay trinos al ocaso,
ni ave que entibie nido.
Así el alma desierta,
sin suspiro ni anhelo,
al amor cerró su puerta,
insensible a un: Te quiero.
Y la ola murió en la arena
y la brisa cual alma en pena,
saturó la playa silente vacía.
Y así de sola quedó la vida mía.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)