No señor, yo no estoy loco
dije a mi entrevistador...
-Claro que no señor
me respondió amablemente.
Pero como me enviaron
profundamente sedado
todavía pensaba
que estaba
en la sala inicial.
No me pegue más, por favor
le supliqué sollozando,
ya tomé mis orines
ya no voy a quejarme, se lo juro.
Él entonces tomó mi rostro
muy suavemente,
hasta que nuestros ojos se encontraron
-quién te hizo eso papá, me dijo
nadie, nadie me hizo nada, respondí
porque temí
que me volvieran a pegar.