Elegía 1
Mi recuerdo busca en una tarde,
en tu ciudad y en la mia
la que hicimos nuestra,
un café... no recuerdo el nombre,
le llamamos el \"Viejo Balcón\".
Yo... tu compañía, tu... de mi brazo,
tus ojos nido de un sol acrisolado,
nuestros pasos sobre los adoquines;
firmes, acompasados, unísonos y ligeros,
como los pasos de dos bailarines.
Aun perfuma tu aroma el trecho
de la entrada a la escalera,
la misma barandilla, ya mas vieja,
como en mis manos... la nueva pintura,
no pudo borrar la huella de las tuyas.
Arriba espera silenciosa la misma mesa,
donde uníamos nuestros fríos y nuestras manos.
Esa mesa que poco a poco quedo vacía,
como vacías quedaron las tazas,
como amarilla quedó una servilleta.
-!Disculpe señor! ¿Viene usted con alguién?
Preguntó con voz vigorosa el renovado mozo...
-!No hijo, es que me quedó la cortesía de disponer su silla,
no vengo con la Bella Flor que venia,
prepara la mesa, con la mitad de la vajilla!
No, no sabe igual el café sin la veleidad de tu voz,
sin la confitura de tu risa, me sabe amargo.
Charlando contigo, era poca tarde y mucho café...
sin ti, es mucha tarde para tan poco café...
cómo se alarga el tiempo sin tu voz.
Al salir del \"Viejo Balcón\", me miro en el espejo
remozado y brillante, yo... empañado y mas viejo.
Mi frente llena de surcos y mis labios macilentos,
donde tus besos se volvieron cicatrices,
como aquel retrato, que solo tiene colores grises.
Elegía 2
Con los años... el tiempo traerá pueriles sollozos
de niñez,de primavera y de vida.
En tus brazos mecerás frágiles renuevos,
volverás a ser madre, de los hijos de tus hijos.
Con los años... el tiempo traerá voces infantiles,
mañanas de meriendas y tardes de tareas.
Volverás a ser la niña vestida de azul y blanco
ordenando los cuadernos y libros de tus nietos.
Con los años... el tiempo traerá voces juveniles,
tiempos de escuchar y tiempos de dar consejos.
Volverás a ser la mozuela vestida de azul y celeste,
la de clara cabellera y de hermosos ojos.
Con los años... el tiempo traerá silencios,
y en las tardes y noches, en secreto leerás mis poemas.
Volverás a ser la Flor del Bello Mirar, La Musa,
olerás mi perfume en mis dedicatorias.
Con los años... un día celebrarás la llegada
de tu primer bisnieto. De repente sentirás
una brisa con mi perfume y una llovizna en tus labios.
Con disimulo buscarás de donde vino el viento...
sin saber que se han cerrado para siempre mis ojos,
sin saber que fui a darte... mi último beso.