Ya no porfío por el cansancio
que me han causado los años,
aunque por baldosas y transeúntes extraños
camine despacio, muy despacio.
Como una ventana se abre mi alma
en esta brevedad de mi existencia,
y en mis ojos las cosas pierden su apariencia
como se convierten las tardes de cada
mañana.
Cuando el tiempo atisba
que ya el invierno viene inevitable,
aunque a cada uno se nos acabe
la vida que para todos es la misma.
Pero un cúmulo de recuerdos y memorias
me llenan el corazón de alegría!
Y aunque el pasado se ve en la lejanía
en el futuro se han de contar sus historias.
Se van cansando mis pasos
y el astro sol sigue siendo el mismo
que alumbra sobre el abismo
de lo que fueron mis males y fracasos.
Ya la vida poco a poco se consume.
Como en sorbos es su medida!
Ha sido para mí tan justa y merecida
aunque en mis cansados pasos me abrume.