Ingrid Zetterberg B.

DÁDIVA DE AMOR

 

Estoy en tus manos

Señor;

con mi verso herido

sobreviviré,

porque tú me has dado

este canto;

 

este eterno jardín

de palabras,

que fluyen en susurros

y se desbordan

como un río manso.

 

Se elevan

como alas de paloma,

y alcanzan

el vuelo de tu alma,

la vastedad de tus prados,

la inmensidad

de tu Espíritu.

 

Estoy en tus manos

Señor,

porque tú me has conocido

en mis palabras,

que como cintas

se entrelazan

entre tu Ser y el mío.

 

No me detendré,

he dicho,

no me vencerán,

porque tu voz

se niega a morir

en mi voz.

 

Ingrid Zetterberg

 

Dedicado a mi amado Jesucristo

 

De mi poemario

\"El árbol invencible\"

 

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