Blancos grises y amarillos.
Es el viento desatado en la pradera, la esperanza cubierta de alegría, es la vida que recorre los pasillos , con la fuerza que nos dan los amarillos.
Es el gris que crece desde el blanco, el negro que atrapa los colores y captura la esencia de la nada.
Es la espiga que se escurre entre las manos, la sinfonía de esos blancos, grises y amarillos, que al igual que el viento qué pasa por el alma, nos deja los recuerdos y la nostalgia.