Lo vieron lejanas tierras
marcharse con su pobreza
a mi abuelo un gringo bueno
para aliviar su tristeza.
Cruzo el llorando los mares
hacia una aventura incierta
tras una luz de esperanza
que nunca quiso ver muerta.
Y le abrió una huella al monte
siempre siguiendo una estrella
donde sus manos un rancho
brindaron a su doncella.
Ella le dio por amor
un hijo, tras otro hijo
que sembraron en la tierra,
semillas que Dios bendijo.
Pueblo se hizo la colonia
que de mi abuelo fue un sueño
cuando él cerraba los ojos
camino al eterno sueño.
Yo que herede de su sangre
las ilusiones sin dueño
sé que en el cielo te nombra
Morteros tierra de ensueño.