Queda en el fondo perdido,
el susurro de sus alas.
Como volutas de sueño,
que van flotando en la nada.
Sigue la nota en el aire,
buscando otra nota hermana.
Unidas las melodías,
apaciguan la llamada.
Sonoras las carcajadas,
que subyugan las miradas.
Como una gota de aceite,
que en el agua sobrenada.
Silba el tiempo su canción,
en su eterna letanía.
Retazos de la razón,
lentamente repetida.
La voz se queda en el centro,
como en letargo sumida.
El sonido se diluye,
como la brisa marina.
El viento se queda dentro,
esperando una salida.
Lleva en la frente la aurora.
En los ojos la alborada.
En sus pestañas la nieve,
que va congelando el alma.
En los labios los cerrojos,
que vigilan la muralla.
Lenta vuelve la sonrisa,
si se va acercando el alba.
Delirios que se concitan,
antes de la madrugada.
Entre los densos vapores,
que segrega la mañana.
Flotan los cuerpos ingrávidos,
que van dejando las ánimas.
Baten sonoras las olas.
Como anuncios de llegada.
En la espuma van los sueños,
que se ahogaron en sus garras.
La mar sacude los muros,
que la tienen encerrada.
Libertad gritan sus fauces,
hambrientas en su morada.
Calma chicha en la tormenta,
como planean las águilas.
A. L.
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