Se me han escapado mil cosas; viajé a través de mis acciones y me di cuenta que estar segura de ser capaz de amar a alguien te quita objetividad. He vivido varias veces el desgarrador momento donde la gente que amas anuncia que se va, o uno más letal, cuando ni siquiera dan anuncio.
Llevo tanto tiempo superando ausencias, perdonando personas, intentando no sentir dolor al cuestionarme por cada vez que algo se me escapa de las manos o no es permanente en mi vida, que terminé siendo alguien más difícil de querer, de ver y de elegir.
Van tantos días en los que mi mente ha sacado conclusiones que me ponen contra las cuerdas que me transformaron en un olvido continuo, sin fragmentos de amor y con un corazón vestido de mente.