Otoño,
llegas tarde.
Ya mi ansia de ti
se ha dormido.
Derrumbado fuiste
por el viejo invierno,
que cayó sobre ti
como un llanto.
Solías traerme flores
recién cultivadas,
arrancadas del sueño.
Fuiste alto fruto
iluminado
en mi sendero.
Árbol manso
y amigo
en diálogo íntimo
con mis versos.
Pero llegas sin voz,
a este Agosto
duro de lluvia
y grisáceo.
Llegas solo
y hambriento
a morir en mis brazos.
Ingrid Zetterberg
De mi poemario:
\"Los girasoles eternos\"
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