Te hablaré de la música,
del azul transparente,
del aire,
de los recuerdos que abrazan.
De las horas,
y los pasos
con el camino pegado
a sus huellas.
De la flor,
no de la rosa,
de la flor más simple,
la que se esconde tímida,
y brilla como una pequeña estrella
en lo oscuro de la selva.
De la voz y su eco,
su resonancia limpia,
que recorre espacios
sobre el lomo de las montañas.
Del mar y su calor,
de su seno profundo
donde nació la vida.