Si me han visto cara de mamarracho
que pospone el huerto por el mar,
quiten de mi mesa el mejor caviar
que vengo con un plato de gazpacho.
No me cubras con un tenedor, chacho,
pues la espera comienza a castigar,
mediante mis ojos, al paladar,
y si sigo a este paso no me empacho
con el ajo, el tomate y el pepino.
Para combatir los días calientes,
nada como el manjar de escueto coste.
Mejor aparto la cuchara e inclino
hacia mi garganta sus ingredientes,
tragándome entero hasta el picatoste.