No me importa lo que
diga aquel que como
un árbol de plástico
no tiene raíces ni conoce
el sabor de la tierra.
Desaparecerá un día
sucio, pero sin arrugas
ni venas secas, en su
vida no habrá habido
ni siquiera coítos, solo
apareamiéntos.
Hasta los perros buscan
un sitio apartado cuando
se pegan.
El semen debería ser el
polen que se transformara
en explosivas margaritas
en los eriales abandonados
de la tierra.
Campos sin labrar sin más
jardineros que el viento
y los pájaros sin dueño.