Cuida su entrada,
cuida su salida,
cuídala Señor,
de noche y de día.
Admiro la belleza,
en una flor dibujada,
y en la inmensidad,
una gaviota volaba.
Del pajarillo madrugador,
que frente a tu ventana
con su canto de amor,
te saluda cada mañana.
El viaje de las nubes,
y en todo, Señor…
tu obra maravillosa,
en todo su esplendor.
Y ella…
y todas las cosas bellas,
las pongo en oración,
todo en tus manos Señor.
Con humildad,
sé que no es en vano,
pedir por tí,
simplemente…
¡ Porque te amo!
© Saulo García Cabrera
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