Carlos Hector Alvarez

Un sábado de primavera

Un sábado de primavera llegaste,

Era un atardecer prometedor

Al besar tus labios agrestes

Vi  brillar en tus ojos el verdor

De  la arboleda en flor.

 

Al momento esos labios

Perdieron su libertad silvestre

Quedando presos de los míos

En mi jaula de amor viviente

En ese instante y para siempre.

 

Dibujaste  una sonrisa,  inadvertida

Por la inocencia de las caricias

Que brotaron  simultáneas de tus manos

Entregando  a  mi triste vida,

La más dulce y bella  melodía.

 

Tu voz apartó la alegría de tu faz

Para transformar el ambiente

En una sala de concierto musical

Que envolvió mi cuerpo ardiente

Y desbordó mi corazón de paz.

 

Apareciste en un bello atardecer

Con promesas que iluso imaginé

Haz que se cumplan, mi bien,

No seas como esa loca primavera

Que llega,  nos alegra y después se va