Que rico es el aguardiente,
que dulzura me da su condición
de pasar a una vida menos dura,
en cada libación.
Que amargura me da en el otro día
y siempre sin razón
en esta vida sadomasoquista
que genera el licor.
Que goce y que dolor en la existencia
se van turnando en el bebedor
sin importarnos el amor ni la ciencia,
nada vale lo que haya alrededor.
Somos monstruos rellenos de violencia
y también de dolor.
sólo buscamos disolver nuestra vivencia
en un vaso de alcohol.