Alex Vásquez

6:40 PM.

Marca el reloj el tiempo exacto, la hora de tanta espera,
los secos labios y los brazos vacíos obtienen su recompensa.
El reloj biológico se desespera cuando se acerca nuevamente
el avistamiento de un encuentro amoroso a flote.

Es la hora de ocultarse el sol
y pude comprender que el día valió la espera,
junto con él las tristezas viajaron en dirección al oriente.

Aun sin comprender lo que realmente pasa cuando te observo,
 desde las seis y cuarenta,
tendrás que entender estas manos,
esas mismas que tomas para poder dormirme,
aunque estemos tan relativamente lejos,
siento que estiro los brazos y mis manos te alcanzan,
para así poder conciliar el sueño,
del resto no puedo.

No quiero que me des una mala hora si estás conmigo,
no quiero dar un mal paso si camino contigo,
mientras cumplas a tiempo la promesa de llevarme a la montaña,
para cuando estemos en lo alto,
podamos observar que nuestro amor no compite con tamaños,
pues el mundo ya le quedo pequeño…