Solía llamarme veneno,
Me lastimó pero se sintió como amor verdadero.
Evitando todo goce de amores rutinarios,
en su cama poseí el cuerpo del amor,
Creyendo que con audacia y cobardía
Algún día mi suerte cambiaria.
Pendiendo de la sombra de mi amado,
En medio del temor y las sospechas,
Y con el espíritu agitado
Soy consciente del engaño,
De sus cabellos negros perfumados,
incalculable intensidad por quien la vida combinando
color y color busca ser concreta;
no me descompongas,
me besas y el mundo se agota,
es todo lo que tengo para mantenerme cuerda,
y aunque la muerte nos lleve la ventaja,
sabemos que somos un campo ansiado de batalla.