A la espalda de aquel cristo
que custodia la línea férrea
nos tomamos un descanso
la noche jugueteaba con su madrugada.
El frío, el miedo y tus pechos exigiendo libertad
tal vez fueron solo pretextos
para fundirnos en un abrazo
y comernos uno al otro
Y como un dardo en la oscuridad
al que no se puede esquivar
aquella pregunta traía su veneno
la respuesta simplemente brotó
Pero quiero que sepas
que el arrepentimiento
es un virus que nació muerto
y pedir una disculpa… ni yo la creería
Pero sé que están ahí
carcomen tus entrañas
y es que aún revolotean…
las mariposas en tu vientre.