Luna de sueños,
bañada en plata.
Canción de cuna,
que la delata.
Cálida siempre,
la serenata.
Luz del suspiro,
que siempre atrapa.
Bocado amigo,
que te desgarra.
Beso sincero,
que te desmarca.
Abrazo tierno,
que te enamora.
Mirada franca,
que te devora.
Tibia la noche,
que te cautiva.
La magia blanca,
que vive encima.
Lágrima hueca,
salada y agria.
Voz sibilina,
que suena a rancia.
Poder eterno,
que sabe a idea.
Saber que huele,
a sabiduría.
Grácil la mano,
que te sostiene.
Febril locura,
que se desata.
Verso perdido,
que siempre vuelve.
Rumor de sueños,
que te imagina.
Garfio de acero,
que te domina.
Viento que eleva,
pero no empina.
Dolor que duele,
pero termina.
Sangre que fluye,
como una nota.
Por fuera viva,
por dentro rota.
Así camina,
el que no puede.
Con los muñones,
de sus quehaceres.
Blanca es la noche,
cuando se sueña.
Negro es el día,
que te domeña.
La flor se pliega,
cuando la ofenden.
La luz se apaga,
si el verbo miente.
Sonora risa,
la del que ama.
Vida sin prisa,
si no reclama.
Sinceros versos,
que no demandan.
Pues dentro llevan,
la magia blanca.
A. L.
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