Aún no es pleno dia,
la casa está oscura,
el cielo apagado
y el tiempo dormido.
el silencio pasa
buscando camino.
La música suena.
Suspiran callando
las pálidas tejas
ante el viento frio
que amenaza fuera.
Su vida se apaga,
ya no siente miedo;
Observa tranquilo
su tímido aliento.
El viejo callado,
sosegadamente,
resigna su vida
porque ya no siente.
Comenta dormido
que no tiene prisa,
que aquel otro tiempo
se acabó algún dia.
Conjura en silencio
que la casa es fria,
que se siente solo,
que ya no respira,
y no se da cuenta
que no está soñando,
que el húmedo viento
se llevó su vida.
El silencio oscuro,
el pálido cielo,
el callado frio,
el tétrico invierno
acompañan juntos
la enjuta mirada
del viejo dormido
que no dijo nada,
pero cuyos ojos,
su boca tiznada,
sus leves susurros
y su voz ahogada
apagan el tiempo,
la dulce mirada
del cálido viejo,
de su voz callada.
Los males dormidos
despiertan el alma
y las penas viejas
ya no se levantan.
Las viejas promesas
son buenas guardadas
y los buenos hombres
se nos van del alma.