Había una vez una bella reina
Que habitaba en un lejano país
Donde ella reinaba feliz
En compañía de dos hermosos príncipes
Que eran toda su alegría
Y esta reina tenía
Miles de hermosas cosas en su reino
Pero algo no tenía
Y buscaba y buscaba
Y solo en lo más profundo del sueño
Aquella cosa aparecía
Pero ella no veía
Porque profundamente dormía
El tiempo pasó y la reina no buscó
Pero cierto día
Un rayo de luz
Por las nubes blancas
De su reino se filtró
Y entonces una leve sonrisa
En el rostro de la reina dibujó
Y ella supo que quizá
Tal vez algún día
Ese rayito de luz sería
Aquella cosa que ella no sabía
Y ella quiso conquistar
Pero el viento y las lluvias
Y las cosas que siempre nos distraen
Alejaron a la reina de su prenda
Y todos pensaron que ya no volvería
Pero siempre esa fuerza que perdura
Que no muere
Que confía
Que cree y que se resiste
Y aún contra vientos y mareas siempre vuelve
Aquella cosa allí en lo profundo seguía
Y un día sin querer
Sin planes ni cavilaciones
La reina se encontró con aquella brisa
Aquella mota, ese ligero fulgor
Que su sonrisa esculpía
Y se fueron de la mano
Hacia el infinito de su cielo
Que solo ellos conocían
Y así termina la leyenda
De la reina y su brizna
Que colmaron con su amor el tiempo.