Bello traspiés
en la edad de las cornisas
remontándonos
trepan aliento arriba
efímeros peces remotos
retumban feroces salivas
allí donde se sustenta la perla
de este envejecido pan carnal
nadie vendrá a sustraernos
de nuestra piel cauterizada
nos pertenece la fe
de permanecer cruzados
nómadas e ilesos
simultáneamente
ante nosotros mismos
que todo quede en secreto
porque yacemos con las ambiguas hormigas
a este lado de las caricias equidistantes
entre parpadeos de exquisita bruma