Misteriosa, espléndida corriente de amor que se injerta en mi cuerpo.
Elevándome a la locura, refrescándome con su dulzura y envenenándome con su idolatría.
Capaz de amarrarme a un lecho de espinas, envolviéndome en sus brazos, perfumados y tibios. Que esconden una tragedia enigmática.
Capturas con tu mirada a los que por doquier andan.
Bienaventurados los que de ti se han alejado;
mientras yo sigo aquí con la obsesión perpetua que ha tu lado me ha estancado.