Has abierto las ventanas a mi deseo,
no puedo esperar ya la tarde o el día,
es tu lugar profundo, fuente de alegría
y de reposo y de amor y desvelo.
Me miras, constelada, como si fuera sueño,
ornada de nácar, plata y brillos áureos,
tienen tus ojos el color de los astros
y tu vida alada, de paloma, es mi empeño.
Libar tu dulce néctar, ¿será desvarío?
Andar entre tus valles y tus montes
Un día , una noche, tiempos sin finales
Recorriendonos hasta volvernos ríos
Aunque no puedo pretender tu mundo mío
Regresaré por el cause y por la noche.