Madre tú qué entierras y desentierras la fuerza de mi alma,
Levantas y alborotas el color de mis entrañas,
Me sumerges en la victoria para luego quemarla,
Deslavas con tu llanto mi despertar,
Inmovilizas mi rabia y me haces tranquilizar.
Yo me pregunto
¿Qué es lo que nos pasa?
¿Porque la rabia y la imprudencia habitan nuestra casa?
Jugamos a ser amigas
Jugamos a ser enemigas
Pues juguemos pronto a ser familia
Porque ambas conocemos el inevitable fin de nuestros días,
Ambas sabemos que cesará esta apatía,
Y después nos encontraremos ya sea en el cielo o en el infierno,
Así que hagamos de estos días un eterno consuelo.